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Elefantes blancos

Foto del escritor: Cecilia BlumeCecilia Blume

En 2012 escribí sobre un proyecto, del fondo Conduit, para hacer un gasoducto. Este pasó a Odebrecht como Kuntur y de ahí se llamó Gasoducto del Sur y Gasoducto Sur Andino. Estos nombres encierran un gran negocio pagado por los peruanos. Ello no tendría nada de malo, pues los peruanos pagamos con nuestros impuestos mucha infraestructura, vía la obra pública, en ese caso disfrazada de obra privada para ayudar a un consorcio liderado por Odebrecht a hacer negocio.


El gasoducto de xxx km y de un diámetro de xxx es un clarísimo negocio de construcción y no uno de gas, como se pretendió vender. Ello porque no hay reservas probadas ni demanda suficiente como para que esta infraestructura sea necesaria.


Un elefante blanco pagado por los peruanos. El 23 de enero vence el plazo para presentar el financiamiento y parece que no lo logran. Todo esto ha pasado porque el escándalo de Odebrecht de 2015 recién ha llegado al Perú con fuerza a partir de las declaraciones de la justicia estadounidense de diciembre pasado. Si los americanos no hubieran hecho pública la corrupción, el gasoducto probablemente hubiera seguido a pesar de la cláusula anticorrupción, pues a algunos ni les preocupa.


Las discusiones mediáticas no calaron en la mayoría porque este tema es demasiado técnico y nunca se explicó claramente. Hubo, según dicen, mucha interferencia política, la que se probará a su tiempo.


Igual es Talara. No necesitamos la refinería. Tendremos que traer petróleo de otros países para refinarlo, pero claro, ya está en marcha, ya se firmaron los contratos, la población de Talara protestará y todo el Perú tendrá un elefante blanco para siempre. Un cheque a cada poblador de Talara sería mucho más barato.


En un país con tanta carencia, ¿es esto justo y legal?

 
 
 

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